Gonzalo «Gonchi» Rodríguez
Gonzalo «Gonchi» Rodríguez nació en Uruguay el 22 de Enero de 1971. Orgulloso y respetuoso de sus orígenes charrúas supo llevar a lo más alto de los podios mundiales la bandera uruguaya.
Muchas de las condiciones humanas que él desarrollo fueron en base a las enseñanza de la familia, de sus amigos, del colegio y de la vida.
Siendo hijo de un corredor, Gonzalo creció rodeado por el mundo del automovilismo. A los siete años se subió a su primera moto y a los nueve aprendió a manejar autos. A los 14 años, debutó en karting, su padre, Jorge Rodríguez (Ex – Piloto Turismo Libre) solía decir: «Bueno, aquí les traigo al Pilotín». Aquel Pilotín tenía las particularidades de debutar con 14 años y marcar a fuego dos enormes atributos: condiciones conductivas que lo destacaban sobre el resto y una amplia sonrisa entre tanta cara adusta. Ya en ese entonces para Gonchi manejar era un placer.
Antes de que su padre comenzara a tirar la gorra al aire en cada triunfo, Gonchi recibía su primer reconocimiento. Una humilde plaqueta que le distinguía como la revelación del año en kart. Desde entonces muchas carreras y muchos podios los fines de semana en el Autódromo de El Pinar, dos Sudamericanos y un Mundial, el de Valance, Francia en 1989 donde estableció el récord de vueltas, record que permanecerá de por vida.
A los 17 años, Gonzalo comenzó a intercalar el karting con Fórmula 4 y en su primer año, fue Vice-Campeón Nacional. En 1989, fue Campeón de la Ge.Mo. y como complemento corrió en autos con techo, donde ganó las «2 horas» con Mario Fontes. En 1991, nuevamente fue Vice-Campeón y comenzó a incursionar en la Formula 3 donde finalizó la temporada en quinto lugar.
Si bien en el automovilismo mundial los roles están bien definidos y los pilotos cuentan con determinados privilegios y confort, este no era el caso de Gonzalo. Él no contaba con los recursos económicos y, por ende, debió desempeñar varias funciones dentro de los equipos, por ejemplo: barrer talleres y servir de chofer en el Rally de España. Esta situación lo hizo llevar su fuerza de voluntad al máximo, todo por ser fiel a su pasión. La cruda realidad que le tocó vivir en Europa y sobre todo en los primeros años, hizo que valorara mucho más sus pequeños o grandes triunfos.
Paso a paso, fue ascendiendo por el camino del éxito. En 1992 inició su carrera internacional. Gonchi decidió jugarse por su sueño, llegar a la más alta categoría del automovilismo. Para ello viajó a España y se radicó en Madrid para competir en la Fórmula Ford, una categoría considerada bisagra para seguir avanzando en el automovilismo ibérico. Allí participo en el Team ’92 de la Fórmula Ford, para pasar al siguiente año a la Fórmula Renault, al equipo FadSport. Su destino después fue Inglaterra, donde compitió para el equipo Minister International, luego paso a la Fórmula 3 Británica.
En 1996 pasa a competir en la Fórmula 2 Británica, logrando en 6 carreras 4 segundos puestos. Ya en ese entonces el piloto uruguayo se perfilaba con gran futuro dentro del automovilismo internacional.
En 1998 llega al Equipo Astromega, a la Fórmula 3000 ó F1 Junior, donde a pesar de comenzar a competir a final de temporada logra terminar tercero en el campeonato. Gonzalo peleó el campeonato este año con Nick Heidfeld y Juan Pablo Montoya (ambos pilotos de F1), ganando en SPA Francorchamps.
El equipo Astromega tiene base en Bélgica y esta en la Fórmula 3000 desde 1996, siendo «Gonchi» hasta la actualidad quien ha ganado más carreras dentro del equipo.
Para «Gonchi» 1999 fue el año de su consagración como piloto, logrando ganar en el Gran Premio de Mónaco en mayo de ese año. El trazado de Montecarlo de un poco más de 3300 metros es famoso por ser un trazado muy tortuoso. Gonchi fue el primer uruguayo en tener el orgullo de escuchar el himno nacional y ver izarse la bandera uruguaya en el principado de Mónaco y, con él, 3 millones de uruguayos se emocionaron hasta las lágrimas.
Gonzalo fue protagonista indiscutido de cada carrera que disputó, deleitando a todos los uruguayos que lo miraban por televisión. Carrera tras carrera parecía que el director de cámaras fuera uruguayo ya que lo único que le importara era la carrera de Gonchi… todo eso sucedía por el estilo y la garra que ponía Gonzalo en cada carrera, como lo hizo a lo largo de toda su vida para salir adelante en el difícil mundo del automovilismo.
Mucho se podría decir sobre «Gonchi» pero lo más importante fueron sus valores, los cuales lo ayudaron a seguir cuando las cosas no salían; lo ayudaron a valorar los momentos y sobre todo a las personas que lo apoyaban y acompañaban. El ejemplo de vida que Gonzalo dejó, continúa siendo fuente de inspiración para niños y jóvenes deportistas; y para todos los uruguayos.