Es necesario que la seguridad vial pase de la idea a la acción y se transforme en “política de Estado”, que ocupe un lugar de importancia en los programas de gobierno y que la sociedad en su conjunto la tome como una tarea de primer orden en sus agendas de trabajo, para evitar que esta “epidemia” siga cobrando la vida de niños, asegurando su derecho a transitar seguros por las vías, tarea que depende enteramente de los adultos.